miércoles, 30 de mayo de 2012

LA DESOCUPACIÓN ES UN NEGOCIO


M
ás allá de que sea totalmente sabido que ningún gobernante se va a hacer cargo de ninguna desocupación porque nunca lo hicieron ni nunca lo van a hacer, es necesario ver la causa de este ataque a nuestro bienestar y nuestra dignidad. Porque no necesitamos que los no trabajan, nos vengan a decir como hacerlo.
En la facultad de ciencias económicas, corren ideas que cuando se ponen en practica, dejan desvastadas las poblaciones por donde pasan, mientras le deja buenos dividendos a quienes provocan estas grandes crisis de las que el pueblo se tiene que hacer cargo de solucionar, hasta que vuelven otros mas a vaciar y saquear.
Se enseña que la desocupación es necesaria para activar la economía, (obviamente para el burgués, para el que es dueño de algo). La desocupación, o mejor dicho el miedo a quedarse sin trabajo y no volver a encontrar, genera en el sector trabajador un estado de inseguridad permanente que hará que las personas estén atadas voluntariamente a las decisiones del patrón, y éste pueda manejarse con soltura. La porción desocupada es la que fomenta el estancamiento de los sueldos. “Si no te gusta, te vas”,  “Si no me gusta este trabajador, afuera hay muchos mas”. Obvio, afuera hay muchos mas, que como están desocupados hace bastante, la miseria hace que acepten cualquier cosa y hasta hay casos en el que el “nuevo desocupado” cobraba mas que el que ahora esta entrando en reemplazo, entonces provoca una ola de desocupación por especulación financiera, que en realidad es un recambio a la miseria de las familias que estaban ocupadas, por un recambio a la explotación y la falsa seguridad de las familias que estaban desocupadas.
A un patrón lo beneficia porque, el trabajador despedido es utilizado como una amenaza al que atente al “buen comportamiento”. Se usará su ejemplo en los radio pasillos y aparecerá su nombre sin que nadie lo llame en las discusiones laborales obrero-patrón, por otro lado, el trabajador convocado (ex desocupado) es un “ejemplo de trabajador”. Hundido en el miedo a volver a quedarse sin trabajo, hará lo que sea por su patrón, el que “tan bueno lo sacó del hambre”. Obreros del patrón, gente equivocada y servil que puede terminar agrandando las filas de la aristocracia obrera, a su vez, al trabajador nuevo se le paga menos que al trabajador despedido, porque no tiene antigüedad y esto también se verá reflejado en las indemnizaciones.
En resumen, el trabajador es descartable. Cuando quiere lo usa, cuando quiere lo tira. Cuando hace bien su trabajo, le da una migaja más para que la pueda gastar en el bar, o cuando quiere lo hecha de una patada y se consigue a alguien más barato o más joven y menos enfermo. Lo van a seguir haciendo porque lo están enseñando, y no hay gente en estos cargos que no haya pasado por la facultad de la miseria.
¿Trabajarían para darle de comer a su peor enemigo?¿Entonces porque hacerlo? ¿Por qué trabajar para un patrón?.

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